Contracturas musculares: Sus causas y tratamiento

contracturas musculares

Las contracturas musculares son, valga la redundancia, una contracción exagerada del músculo que se produce de manera involuntaria. Son extremadamente comunes y están asociadas a cambios de temperatura, malos hábitos posturales o sobrecargas por esfuerzo.

En general, las contracturas musculares no son graves y el dolor asociado a ellas suele aliviarse en poco tiempo. Sin embargo, mientras una persona tiene músculos contracturados ciertas actividades diarias pueden resultar más tediosas de lo común.

Causas de las contracturas musculares

Las contracturas musculares más comunes están localizadas en la zona de la espalda alta, o zona cervical. En menor medida, también pueden localizarse en las extremidades inferiores.

Mujer con dolor lumbar por contractura muscular
Tanto la vida sedentaria como una sobrecarga muscular pueden hacer más propensa la aparición de contracturas musculares. Por ello debemos aprender a mantener una vida activa al mismo tiempo de ejercitar nuestro cuerpo dentro de sus límites. (Imagen: Pexels 7298408 / Kindel Media)

Las causas de las contracturas son diversas y pueden ser varios los motivos que hagan más probable su aparición. En esta lista tienes algunas de las causas más comunes:

  • Mala postura: En los trabajos de oficina, en los que uno pasa mucho tiempo sentado frente a un ordenador, tendemos a adoptar posturas que producen tensión en nuestros músculos. Esta causa es posible evitarla a través de una buena higiene postural y, por otra parte, con un asiento que cuente con los apoyos necesarios, como un soporte lumbar.
  • Sobreesfuerzo: Ya se trate de un esfuerzo puntual de mucha intensidad o repetitivo de baja intensidad, fatigar el músculo en exceso puede producir contracturas. La tensión aplicada en los músculos debe ser proporcional a la que pueden soportar, por ello es importante conocer los límites de nuestro cuerpo.
  • Frío: Con la llegada del otoño y el invierno, el frío hace que, involuntariamente, tendamos a encogernos mientras descansamos o no realizamos actividad física alguna. Uno de los principales indicadores es elevar los hombros ligeramente o inclinarlos hacia delante. Si este encogimiento por el frío perdura durante un tiempo prolongado, aplicaremos una tensión excesiva que derivará en una contractura muscular.
  • Estrés y ansiedad: Este tipo de estados anímicos liberan una serie de sustancias químicas en nuestro organismo que llevan al músculo a un estado de contracción. Por este motivo, cuando estamos estresados solemos notar más el agotamiento físico y mental o, en este caso, la aparición de contracturas.
  • Sedentarismo: Si no realizas actividad física alguna, los músculos tenderán a atrofiarse y debilitarse. Esto hace que el nivel de tensión que soportan a la hora de realizar cualquier esfuerzo sea mucho menor que en el caso de una persona activa. Para evitarlo, tanto ejercicios de fuerza como de cardio son recomendables para evitar la aparición de contracturas musculares.
  • Malas técnicas en el ejercicio: Es casi tan perjudicial el sedentarismo para el cuerpo humano como hacer deporte con mala técnica. Al fin y al cabo, cuando realizamos deporte (ya sea de tipo cardiovascular o de fuerza) sometemos a nuestro cuerpo a un estado de estrés controlado, en el que nosotros decidimos cuándo parar. Sin embargo, cualquier tipo de ejercicio debe realizarse con una técnica correcta. ¿Por qué? Pues bien, si no aplicamos una buena técnica, crearemos una tensión excesiva en zonas del cuerpo que no estamos entrenando y será más probable que aparezcan contracturas musculares.
Mujer haciendo yoga para aliviar los síntomas de las contracturas musculares
El yoga o el pilates son ejercicios recomendables a la hora de prevenir futuras contracturas musculares y, de igual manera, para recuperarse de las ya sufridas. Esto es así debido a que refuerzan la musculatura corporal e incorporan ejercicios de flexibilidad. (Imagen: Unsplash LTYurXnhjW4 / Dmitriy Frantsev

¿Cuál es el origen de las contracturas musculares?

Ya hemos hablado de las causas de las contracturas musculares pero, hasta ahora, no sabemos cuál es el verdadero origen de esta dolencia.

Pues bien, al exponer a nuestros músculos a un esfuerzo físico o tensión acumulamos una serie de desechos metabólicos que se acumulan a lo largo de las fibras musculares. Esto hace que la sangre no fluya de manera normal y, por ende, al no haber una irrigación suficiente, es más difícil la eliminación de los desechos.

Cuando se acumula suficiente cantidad de toxinas se produce una irritación de las terminaciones nerviosas, provocando un dolor localizado e irradiado a lo largo del músculo. Esto, generalmente, se traduce en la aparición de una contractura o “tono muscular aumentado”

En este punto sentiremos que el músculo está más duro y/o tenso, pudiendo notar reducida la capacidad de movimiento del mismo. Además, notaremos un dolor al realizar movimientos simples, debido a la tensión que soporta el músculo en ese momento.

Tipos de contracturas musculares

Existen diferentes clasificaciones en base a la causa que ha producido la aparición de una contractura muscular. Encontramos las siguientes:

  • Postural: Es la más frecuente, tanto en adultos como en adolescentes. Aparece de una forma lenta y progresiva, generalmente por permanecer largos períodos de tiempo sentados o mirando la pantalla del ordenador, teléfono móvil, tablet…
  • Postraumática: Aparece después de sufrir un fuerte impacto, como un accidente de tráfico.
  • Deshidratación: No tomar la cantidad suficiente de agua al día puede desencadenar en la aparición de fatigas musculares. Esto es así ya que, cuando realizamos esfuerzos sin estar correctamente hidratados, hacemos que el músculo se fatigue más.
  • Hipotonía: Es menos común, pues aparece en las personas que realizan deporte teniendo una musculatura débil y que, además, no realizan un calentamiento previo al ejercicio.

Cómo evitar las contracturas musculares

Ya sabemos las causas, el origen y los tipos de contracturas musculares. Y, aunque si estás leyendo este artículo probablemente ya estés sufriendo del molesto dolor de una contractura muscular, es importante saber cómo evitarlas en un futuro. Para ello, aquí tienes una serie de consejos que te harán prevenirlas:

  • Mantener una vida activa: Evitar el sedentarismo es importante no solo para tener una vida sana, sino que hará menos propensa la aparición de contracturas musculares. Es importante combinar ejercicios cardiovasculares (andar, correr, aeróbic, ciclismo…) con ejercicios de fuerza. Todos ellos, realizados con una técnica correcta para evitar lesiones.
  • Mantener una buena higiene postural: Mientras estemos en el trabajo o descansando en casa, debemos procurar adoptar buenas posturas para no crear tensión en los músculos. Asimismo, contar con buenos soportes (como una silla de trabajo ergonómica o una cama adaptada a nuestro cuerpo) es importante para que adoptemos una postura adecuada de manera natural.
  • Realizar estiramientos: Tanto antes y después del deporte como del trabajo de oficina, hacer estiramientos conseguirá con el tiempo que nuestros músculos cuenten con una mayor flexibilidad y, por otra parte, que se recuperen más fácilmente tras realizar esfuerzos.
  • Hidratarse: Consumir la suficiente cantidad de agua diaria de acuerdo a nuestro sexo, peso y altura 
  • Evitar los movimientos repetitivos y las sobrecargas musculares.
  • Evitar situaciones de estrés prolongadas.
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Realizar estiramientos antes y después de realizar una actividad física o laboral es positivo, pues aumenta la flexibilidad de los músculos, evitando que se atrofien y minimizando el riesgo de los factores que causan las lesiones. (Imagen: Pexels 7593015 / Miriam Alonso)

Cómo tratar las contracturas musculares

Ya tengo una contractura muscular. Entonces… ¿qué hago ahora? Pues bien, es importante que consultemos a un especialista en vez de decidir tratar nosotros mismos la contractura. Aunque en líneas generales las contracturas son leves y sus síntomas se alivian con el tiempo, un tratamiento inadecuado puede empeorar la situación.

De hecho, es más que recomendable acudir a un médico si el dolor asociado a la contractura muscular persiste durante el tiempo. Asimismo, debemos evitar automedicarnos para tratar el dolor pues los fármacos solo ayudarán a calmar el dolor temporalmente.

Los especialistas, tras realizar una exploración previa de la zona donde sufre dolor aplicarán uno o varios de los siguientes tratamientos:

  • Aplicación de calor local: Gracias a su efecto analgésico, el calor aplicado en la zona contracturada consigue la relajación del músculo y una mejor circulación de la sangre. El calor será aplicado a través de un saco de semillas calentado previamente o una manta eléctrica, entre otros instrumentos.
  • Masajes: A través de un masaje de la zona contracturada, el especialista logra que aumente el flujo de sangre en los músculos. Así, la recuperación del tejido y la eliminación de metabolitos es más rápida y eficaz. El beneficio de los masajes es doble, pues consiguen un efecto analgésico y una reducción del dolor. Hay que destacar que los masajes deben ser recibidos por un especialista pues, si los realiza una persona sin los conocimientos necesarios, podría empeorar el estado de la contractura.
  • Fármacos: En ocasiones, tras acudir a un médico u otro especialista es posible que le receten ciertos fármacos para reducir el dolor y la inflamación de la contractura muscular. Al igual que con los masajes, es importante que solo se consuman fármacos con prescripción médica.
  • Estiramientos: Después de acudir a un especialista, es probable que le recomiende una serie de estiramientos adaptados a su dolencia. Le indicará la técnica adecuada, el tiempo durante el que tiene que realizar dichos estiramientos y la cantidad de veces al día que deberá repetirlos. Así, invirtiendo poco tiempo durante el día conseguirá una mejor recuperación de su contractura muscular y un aumento de la flexibilidad de sus músculos, haciendo que sea menos probable que sufra de contracturas musculares en un futuro.

Conclusiones

Las contracturas musculares son una dolencia muy generalizada en la sociedad hoy en día. Posturas incorrectas en el trabajo, sobreesfuerzos físicos, vida sedentaria, estrés y malos hábitos son las causas más comunes y, en parte, están asociadas al ritmo de vida que llevamos en nuestro día a día.

Aunque produzcan un dolor intenso y molesto durante unos días, son una dolencia leve y pasajera. Sin embargo, no debe tomarse a la ligera. Recibir un masaje de alguien que no tenga los conocimientos necesarios o tomar fármacos sin prescripción médica puede aliviar momentáneamente el dolor, sí, pero de igual manera puede llegar a agravar el problema severamente. 

Siempre debemos acudir a un especialista para recibir un diagnóstico acertado y acotado a nuestro caso particular. Con ello conseguiremos un tratamiento para aliviar los síntomas y prevenir la aparición de contracturas musculares en un futuro.

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Amplia experiencia en diferentes areas de la neurocirugía

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