Decía Hipócrates, uno de los médicos más famosos de la Antigua Grecia -sino el más reconocido- que “cuando estés enfermo, mira primero tu columna vertebral”. Y no le faltaba razón, pues, miles de años después de su labor por la medicina vemos cómo las enfermedades de espalda son algunas de las más comunes hoy en día.
Los niños no están exentos de las dolencias, al contrario. A través de ciertos malos hábitos en el día a día que comprenden desde la escuela al tiempo libre pueden sufrir de dolor de espalda con facilidad.
Por ello, en este artículo te daremos cinco consejos para cuidar la espalda de los niños. No te lo pierdas, pues según los últimos estudios, antes de los 15 años, cerca del 50% de los chicos y el 70% de las chicas ya han sufrido de lumbalgia. ¿Nos acompañas?
1. Mantener una vida activa
Es una de las cuestiones más importantes dentro de este decálogo, pues dar dos horas a la semana de Educación Física no es suficiente para el cuerpo de los niños. Por ello, es recomendable que los niños cojan afición por cualquier deporte como actividad extraescolar. Esto mejorará su condición física a nivel general y, por ende, la salud de su espalda.
Asimismo, esto repercutirá positivamente en otros ámbitos como sus capacidades sociales, su estado de ánimo, el pertenecer a un grupo fuera del colegio o la costumbre a permanecer activo, entre otros muchos beneficios.
Recomendamos que el niño escoja el deporte que prefiera, pues debe ser algo que disfrute antes de que sea una carga para él. Prácticamente cualquier deporte repercutirá positivamente en la salud de su espalda. Uno de los más extendidos en jóvenes por los múltiples beneficios para la espalda y para el resto del cuerpo es la natación.

2. Contar con una cama adaptada a su estatura y peso
Los niños crecen muy rápido, y más en edades tempranas. Por ello es preferible que, inicialmente, tengan una cama considerablemente más grande que ellos para que no te veas forzado a comprar una -o varias, incluso- en pocos años.
Dicho esto, es importante que tanto el somier, como el colchón y la almohada se adapten al físico de nuestro hijo. Así, la almohada debe permitir mantener el cuello y la espalda alineados al dormir. Por otra parte, el colchón debe ser lo suficientemente blando como para que sea cómodo sin que llegue a malformar la columna vertebral durante las horas de sueño.
3. Mochilas de carrito, antes que de tirantes
Si fuera posible, es recomendable que los niños lleven el peso de los libros y cuadernos en una mochila con carrito. Así, no cargarán el peso directamente en la espalda y, por otra parte, el transporte de este peso será más sencillo.
En el caso de no disponer de una mochila de carrito, los tirantes deben ser preferiblemente anchos para que el peso lo cargue una zona más amplia de la espalda. Asimismo, en edades tempranas es preferible que se coloque en la zona lumbar y tan cerca al cuerpo como sea posible.
Si, además, la mochila de tirantes cuenta con un cinturón -que permita que con el movimiento no se golpee la espalda del niño- sería óptimo. Sin embargo, es un saber extendido lo difícil que es que los niños mantengan este cinturón puesto pasadas edades tempranas.

4. Educar a los niños en su postura
Los más pequeños de la familia pasarán, al menos, seis horas sentados en el colegio y otras tantas en su escritorio haciendo las tareas de clase. Por ello es importante educarlos para que mantengan una postura cómoda y correcta. Esto evitará futuras lesiones y dolores de espalda.
Al estar sentados, deben mantener la zona lumbar alineada con el resto de la columna vertebral y cuello. Las piernas deben formar un ángulo de 45 grados y deben poder tocar el suelo.
Si la silla cuenta con reposabrazos debemos intentar que mantengan los brazos y/o codos apoyados en éstos. De esta manera, al permanecer largos periodos de tiempo sentados no crearán una tensión excesiva en los músculos.
Por último, cuando estén en casa debemos cuidar que cada hora, aproximadamente, cambien de postura, ya sea haciendo un descanso, dando un breve paseo o realizando una actividad alternativa.
5. Evitar factores de riesgo
En este punto agrupamos diferentes hábitos que comprenden factores de riesgo para la salud de espalda de los niños. Entre ellos encontramos la obesidad infantil, hábitos alimentarios, el tiempo delante de las pantallas, etcétera.
Cada año los estudios muestran una mayor presencia de obesidad infantil en nuestra sociedad. Esto, en parte se debe a los malos hábitos alimenticios que tienen los jóvenes, como el consumo excesivo de bollería industrial, comidas precocinadas o ultraprocesados.
Esto también es causa de un mayor sedentarismo en edades tempranas, en las que los niños pasan más tiempo frente al ordenador o la consola, antes que realizando actividades que impliquen movimiento.
Cabe destacar que no es malo el entretenimiento a través de los videojuegos, las series o dibujos animados, al contrario. El que un niño pueda entretenerse a través de estos medios puede ser útil si está controlado el tiempo y el motivo (por ejemplo, puede dejar jugar a sus hijos a la consola como recompensa tras haber hecho sus tareas).
Por último, es importante respetar las horas de sueño y que los más pequeños cuenten con tiempo suficiente para desayunar tranquilamente, ducharse y vestirse. Esto es así por el hecho de que, en muchos casos, la hora de deporte en sus colegios es a primera hora.
En este sentido, la actividad física cuando el cuerpo aún no está activo puede hacer susceptible que tanto los huesos de la espalda como los del resto del cuerpo, así como los músculos, se vean dañados.

Conclusiones
A través de buenos hábitos que son fáciles de aplicar en el día a día de los niños es más fácil prevenirles de lesiones o dolor de espalda. En esta línea, es importante cuidar la etapa que va entre los diez y quince años, pues es donde la incidencia de las patologías de columna vertebral empieza a aumentar en el público joven.
No debemos olvidar, por último, realizar visitas periódicas a nuestro médico de cabecera.