Seguro que, en más de una ocasión, te has despertado de una siesta en el sofá con un dolor en el cuello que te hace difícil girar la cabeza. O, quizá, tras una jornada intensa de trabajo notas una presión que lleva a un dolor que provoca el mismo efecto. En esos casos, lo más probable es que hayas tenido tortícolis.
Este término está muy extendido en el mundo ya que la mayor parte de la población ha sufrido de tortícolis en algún momento de su vida. Ya sea una persona joven, adulta o de avanzada edad, esta dolencia es muy común. Sin embargo, muchas personas no saben qué es realmente la tortícolis, las causas que hacen que aparezca o cómo curarla correctamente. ¿Quieres saber todos los detalles sobre la tortícolis? ¡Acompáñanos!
Qué es la tortícolis
La tortícolis es una contractura muscular de la zona cervical que, por ende, afecta a los músculos del cuello. Esto hace que la postura de dichos músculos cambie durante un período de tiempo limitado. Generalmente, la duración de la tortícolis varía entre los 2 y 3 días, siendo las primeras 24 horas cuando se produce el dolor más intenso.
A partir de esta contractura muscular, surge el dolor muscular en la zona del cuello que puede ascender a la cabeza o, por el contrario, bajar hacia los hombros y espalda. Por este motivo, la tortícolis suele afectar a la movilidad normal del cuello, limitándose o haciéndose dolorosa.
Tipos de tortícolis
En general, los casos de tortícolis suelen denominarse como “simples”, es decir, que aparecen tras adoptar malas posturas. Éstas son las más conocidas, aunque no son las únicas. Aquí tienes una lista de los diferentes tipos de tortícolis:
- Tortícolis congénita: Este tipo de contractura muscular suele estar asociada a acortamientos del esternocleidomastoideo. Así, produce cambios restrictivos que se reflejan en trastornos del crecimiento, posición de la cabeza, en la rotación y flexión del cuello con el paso del tiempo.
- Tortícolis distónica: Generalmente surge tras una disfunción del sistema nervioso. También se conoce como espasmódica y produce una contracción involuntaria de los músculos del cuello.
- Tortícolis simple: Como mencionamos antes, aparecen por malas posturas en el día a día. Implica un dolor e incapacidad de movimiento libre.
Cuáles son las causas de la tortícolis
La tortícolis puede aparecer por diferentes motivos, desde causas leves hasta patologías severas. Por ejemplo, la tortícolis puede manifestarse tras mantener una mala postura durante un largo período de tiempo o, por el contrario, por una enfermedad neurológica que produce una contracción mantenida de los músculos cervicales.
Sin embargo, la amplia mayoría de casos suelen producirse por motivos y hábitos cotidianos. Así, las principales causas de la tortícolis son las siguientes:
- Mala postura o movimientos bruscos: Esto genera una pequeña lesión muscular que lleva a la persona a sentir un dolor unido a una limitación del movimiento en el cuello.
- Estrés y fatiga: La rutina diaria puede generar tanto estrés como fatiga, que conlleva a ejercer una tensión involuntaria en los músculos del cuello.
- Contractura por frío: Las bajas temperaturas prolongadas pueden llegar a provocar contracturas musculares. Al sentir frío, encogemos tanto el cuello como la espalda y, por otra parte, la circulación de la sangre por el cuerpo es más lenta. De igual manera, puede surgir tras exponerse a cambios bruscos de temperatura.
- Traumatismo: Los golpes en la cabeza pueden llevar a que el cuello padezca una contractura. Por este motivo, la tortícolis es una secuela común de accidentes de tráfico o golpes en la cabeza.
- Genética: Hay personas que, por motivos genéticos, son más propensas a padecer de tortícolis de forma hereditaria.
- Sistema nervioso: Ciertos problemas del sistema nervioso, en concreto de la parte superior de la columna y/o músculos, hacen que sea más propenso sufrir de tortícolis.
- Idiopática: Es la causa menos común y, por ello, es recomendable acudir a un profesional sanitario. En este caso, se desconoce el origen posible de la tortícolis.
Asimismo, existe la tortícolis en el momento del nacimiento. Ésta aparece por una posición incorrecta del bebé durante su gestación en el útero o, por el contrario, debido a una lesión en los músculos y/o del suministro sanguíneo.
Síntomas de la tortícolis
En general, es fácil detectar la tortícolis por sus síntomas. Los más comunes son los siguientes:
- Dolor en la zona cervical
- Movimiento limitado del cuello
- Dolor de cabeza
- Rigidez del músculo esternocleidomastoideo
- Postura anormal de la cabeza
- Hinchazón de los músculos del cuello
- Temblor de cabeza
- Hombros a diferente altura uno del otro
Cómo curar la tortícolis
Para aliviar la tortícolis tenemos que tomar ciertas medidas para evitar la contracción de los músculos del cuello. Con ello conseguiremos evitar la tensión de la zona y aliviar los síntomas.
De igual manera, para curar la tortícolis debemos tener en cuenta que el tratamiento varía en función de la causa que origina este dolor de cuello. Aquí te dejamos algunos consejos generales para curar esta dolencia.
- Aplicar calor: Ya sea con una bolsa de agua caliente, un paño caliente mojado o una compresa de gel, por ejemplo, podemos aplicar calor en el cuello entre 10 y 15 minutos. Así, la circulación se reactivará en esa zona y el dolor será más liviano. Además, es recomendable cubrir el cuello con un pañuelo u otra prenda que mantenga la temperatura.
- Estiramientos: Evitando movimientos bruscos y tensión excesiva, realizar estiramientos ligeros puede ayudar a liberar las molestias de la tortícolis. En este caso, es importante consultar previamente a un profesional para saber qué tipo de estiramientos debemos hacer y, sobre todo, cómo hacerlos. Una mala técnica o un estiramiento incorrecto puede llegar a ser más perjudicial de lo que ayuda.
- Uso de medicamentos: En los casos que el dolor sea agudo y limitante, pueden tomarse medicamentos de acción local que actúan sobre la zona afectada. Generalmente, los más utilizados son analgésicos y relajantes musculares. Aunque es importante recalcar que antes de tomar cualquier medicamento debe consultarse a un médico.
Cómo dormir con tortícolis
Esta contractura de los músculos del cuello es molesta durante el transcurso del día. Sin embargo, el dolor se agrava cuando llega la hora de dormir. Por este motivo, es importante saber qué postura adoptar y qué tipo de cama elegir (almohada y colchón, en concreto).
Por una parte, debemos evitar dormir boca abajo. En esta línea, debemos mantener una postura en la que estén alineados horizontalmente cabeza, cuello y espalda. Una postura que, generalmente, es positiva es la posición fetal: de lado y con las piernas flexionadas. Esto es así debido a que reduce la tensión en el cuello.
Por otra parte, es recomendable que durmamos sobre un colchón de firmeza media y una almohada no demasiado alta. Este consejo va en la línea con la postura. Si tenemos una almohada alta o un colchón excesivamente blando, será más difícil mantener la cabeza, el cuello y la espalda alineados.
Todo esto ayudará tanto a facilitar la recuperación de la dolencia como a prevenir futuras tortícolis tras haber superado la contractura del cuello.
Tratamiento médico de la tortícolis
El tratamiento médico de la tortícolis varía dependiendo de la causa. Más allá de los consejos que mencionamos anteriormente para curar la tortícolis, pueden ser recomendables ciertas pruebas médicas para afinar el tratamiento.
Generalmente, las pruebas médicas iniciales partirán de un examen físico para determinar la gravedad de la contractura. Así, se comprobará si existe una rotación o inclinación de la cabeza junto con la existencia o no de rigidez y acortamiento o alargamiento de los músculos del cuello.
Las pruebas médicas que pueden solicitarse para realizar un tratamiento adecuado, entre otras, son:
- Radiografía del cuello
- Tomografía computarizada del cuello (TAC)
- Electromiografía para comprobar los músculos afectados
- Resonancia magnética del cerebro
- Examen de sangre para buscar posibles afecciones asociadas a esta dolencia
El collarín y la tortícolis
Existen opiniones diversas sobre el uso de collarín para tratar la tortícolis. Según David Hernández Herrero -miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física– el uso de collarín “no suele ser efectivo para el tratamiento”. De hecho, “si el músculo contracturado es el trapecio, puede incluso ser contraproducente, porque los collarines suelen hacer presión en este músculo.”
Con todo, Herández Herrero afirma que, “en ocasiones, después de algunos tratamientos se puede recurrir a los collarines para mantener la posición normal recuperada con el tratamiento”.
Por la existencia de diferentes opiniones y factores, es recomendable no utilizar un collarín a la ligera. Si se plantea utilizar el collarín para tratar su tortícolis acuda a un profesional de la medicina para que le aconseje adecuadamente según su caso.
Prevenir la tortícolis
Prevenir esta contractura del cuello de manera permanente es, en sí, imposible. Sin embargo, es recomendable evitar malas posturas. Asimismo, si pasas mucho tiempo sentado frente a un ordenador, es importante que cuentes con una silla ergonómica que te permita mantener el cuello, la cabeza y la espalda alineados correctamente, con una buena postura.
Por otra parte, debemos prestar atención a las actividades cotidianas, pues son donde más fácilmente aparece esta dolencia. Hablar por teléfono adoptando una posición tensa, tumbarse en el sofá con una postura poco ergonómica, hacer giros bruscos repetidamente… Este tipo de gestos, entre otros, son los que pueden provocar este dolor de cuello.
Los estiramientos, el yoga y el amplio abanico de técnicas de relajación que existe actualmente ayudan a prevenir la aparición de la tortícolis.